domingo, 9 de septiembre de 2012

Fundación de la AVP

Periodistas fundadores de la AVP en Caracas (1941)

El 20 de agosto de 1941 un grupo de Periodistas activos en los Principales rotativos y semanarios del país, fundó la Asociación Venezolana de Periodistas, transformada en 1972 por Ley del Congreso Nacional, en Colegio Nacional de Periodistas.
            Pascual Venegas Filardo, de El Universal; Manuel B. Pocaterra, de El Heraldo; Luis Esteban Rey, de Ahora; Pedro Chacín, de La Esfera; Angel C. Mejías, de La Religión; Julio Ramos, de Fantoches; Miguel Otero Silva, de El Morrocoy Azul, conformaron la Junta Directiva Provisional de aquella asamblea constituyente instalada en la sede de la Asociación de Escritores de Venezuela.
            Se proponía básicamente esta Asociación y así quedó establecido, la defensa y mejora del estatuto jurídico, económico, moral y social del periodista y luchar por el  mantenimiento y ampliación de la libertad de prensa en el país.
            Participaron un total de 69 periodistas, entre ellos, dos bolívarenses: Luz Machado e Jean Aristeguieta que internacionalmente trascendieron al mundo de la poesía y a quien los guayaneses adeudan un alto reconocimiento.
            Al año siguiente los avepistas decidieron instituir el 24 de octubre, fecha de aparición de la Gaceta de Caracas, Día del Periodista y como tal se celebró ese año en la ciudad del Ávila con misa cantada y oficiada en la iglesia de Las Mercedes, por Monseñor Jesús María Pellín, director de La Religión; visita de los directivos de la AVP al Panteón Nacional y ofrenda floral ante el sarcófago del Libertador; conferencia de José Nucete Sardi sobre “Bolívar, Maestro del Periodismo”; inauguración de la sede de la AVP; premios a los mejores reportajes, crónica y fotografía, conforme a las bases del certamen promovido; intervención de los periodistas J. Ávila y Valmore Rodríguez sobre la función de los trabajadores intelectuales en las faenas del diarismo; adjudicación de un terreno a la AVP por Luis Roche. Los actos de ese día sábado 24 de octubre de 1942 concluyeron con una cena de gala presidida por el mandatario nacional Isaías Medina Angarita.
            Manuel B. Pocaterra, primer Presidente del gremio, centró su discurso en la ocasión sobre la libertad de prensa y aplaudió los esfuerzos del mandatario por mantenerla y preservarla. El Presidente Medina agradeció los conceptos y manifestó que la libertad de prensa es condición sine quanom para todo país que aspira a vivir en democracia.
            En esa oportunidad el Presidente de la República que habría de interrumpir abruptamente su mandato años después por causa de una asonada militar, también habló y dijo que “Venezuela está de todo corazón, leal y espiritualmente empeñada en la lucha ideológica que vive el mundo”, pero que “de esa lucha debemos lograr nosotros cosas verdaderamente útiles para el país, entre ellas, la unidad nacional” y  que “en estos nada puede ayudar tanto como el periodismo”.
            Medina volvería a estar presente un año después, el 24 de octubre de 1943, en el Primer Congreso Venezolano de Periodistas realizado en Caracas y presidido por Monseñor Jesús María Pellín. Era entonces Presidente del gremio P. A. Ruiz Paz Castillo.                         
Al calor de la Revolución de Octubre que daba pábulo a las organizaciones gremiales y a las luchas reivindicativas de los trabajadores, la AVP propició la formación de un sindicato que se dedicara directamente a la defensa y protección de los intereses económicos y sociales de los trabajadores de la prensa, dado que la AVP se había fundado sin prestaciones sindicales, sólo como organismo destinado a la dignificación y elevación profesional y a la lucha por la libertad de prensa y no estaba facultada para procurar por los medios legales el mejoramiento material de los periodistas. Así nació el 13 de abril de 1946 el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP).
            A fines de 1943 se hicieron los primeros intentos por fundar un sindicato que llenara este vació, pero algunos objetaron que sería un organismo paralelo a la AVP y que por lo tanto era innecesario. Estos intentos renovados en 1944, culminaron felizmente en 1945 cuando un grupo de avepistas se reunió en el edificio “Washington” de Caracas, frente a la Plaza Bolívar, para crear la agrupación. Entre ellos destacaron por su espíritu de lucha, el reportero gráfico Bernardo Dorante, Luis Evaristo Ramírez, Martín Ernesto González, Rafael Calderón, Raúl Agudo Freites, Pedro Hernández Camacho y Raúl Alfredo Arriaga.
            Arístides Bastidas, uno de los Secretarios Generales más efectivos y dinámicos que tuvo el Sindicato, dice en una ponencia presentada a la IV Convención Nacional de la AVP realizada en Caracas que en esa época los periodistas más calificados ganaban 300 bolívares al mes, mientras que los nuevos devengaban 150 mensuales o percibían como en Ultimas Noticias, 80 bolívares al mes y un centavo por cada centímetro columna que lograran cubrir con sus materiales si eran publicados. En este mismo diario solían acumularse los salarios de varios meses hasta que la empresa los cancelaba con recibos que debían cobrarse en trajes y calzados en las sastrerías y zapaterías anunciantes. Hoy, por supuesto, esta situación ha dado un vuelco y los periodistas se hallan en otro status gracias al empeño de la organización, atentas siempre a los intereses de sus afiliados aunque muchas veces con altibajos causados por los intereses políticos- partidistas en pugna por el control y mediatización de los gremios.
            La Escuela de Periodismo que tiene sus antecedentes en los cursos de El Universal y en la llamada “Universidad Libre Augusteo” de Monseñor Lovera, es igualmente otro logro relevante e histórico de la AVP, materializado en tiempos de Rómulo Betancourt, para entonces Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno.
            El decreto lo ejecutó el 24 de octubre de 1946 y el primer curso que duró apenas dos años, estuvo dirigido a trabajadores de la prensa. De suerte que la primera promoción se dio en 1949 con el nombre del insigne periodista y humorista Leoncio Martínez, quien había fallecido precisamente en el año de fundación de la AVP.
            Egresaron de aquel primer ensayo periodistas veteranos como José Vicente Abreu, José Guillermo Alterio, José Alloza, José de Jesús Araujo, Alfredo Arriaga, Luis Felipe Bellorín, Santiago Betancourt, Trina Casado, María Teresa Castillo de Otero, Miguel Otero Silva, Carlos Dorante, Hildemar Escalante,  Oscar Guaramato, Federico Pacheco Soublette, Julio Segundo Groscors, Gustavo Jaen, Pedro Juliac, Oscar Lovera, Simón Alberto Consalvi, Hernai Potocarrero, Francisco Alejandro Vargas, Lourdes Morales, Francia Natera, Vicente Otero Silva, José Ratto Ciarlo y  Humberto Rivas Mijares.
            En 1950 la Escuela adquirió rango académico con un plan de estudios de tres años, bajo la dirección de Gustavo  Díaz Solis, quien sustituyó a Miguel Acosta Saignes, primer Director. Al año siguiente se vio prácticamente colapsada dando pábulo a quienes en el año de su nacimiento la vieron con escepticismo augurando que sería una escuela inútil. Por fortuna se recuperó rápidamente y avanzó conquistando cada vez mayor rango y espacio universitario hasta transformarse en Escuela de Comunicación Social con promociones anuales. El 19 de julio de 1991 se dio una promoción de 83 nuevos profesionales, entre ellos, 30 veteranos que aprovecharon los modernos y flamantes estudios supervisados para coronar su carrera con un título que ya de por si se lo habían ganado en los talleres y dura faena del reporterismo de calle, destacándose dos Magna Cun Laude: Rubén Ferrer Rosas, de Monagas y Américo Fernández, de Bolívar.
            Por cierto que en aquellos tiempos, la prensa debatió intensamente los problemas relativos a la enseñanza del periodismo. Si debía aprenderse en los  talleres o en las aulas. Esa discusión quedó sepultada en el pasado y ahora todo el mundo al unísono esta de acuerdo con la carrera académica sin perder de vista el equilibrio entre la teoría  y la practica. La Comunicación Social es ya una ciencia universal que aprovecha al máximo todos los recursos de la cibernética y hacia la cual miran ansiosos cada año legiones de estudiantes para los cuales resultó insuficiente la Escuela de la UCV. Hoy existen además las Escuelas de la Universidad del Zulia y  la Católica Andrés Bello.
            La obra culminante de la Asociación Venezolana de Periodistas fue la Ley de Ejercicio del Periodismo, lograda a través de duras y largas jornadas de lucha que culminaron con su aprobación por parte del Congreso de la República el 4 de agosto de 1972 y promulgación 20 días después.
            Hasta entonces, jurídicamente, en Venezuela no existía un sistema organizado para el ejercicio del periodismo. A la ausencia del sistema se le llamaba Sistema Libre. Se carecía de una tutela normativa y la AVP, el gremio que amparaban a quienes ejercían el periodismo, era de carácter privado, de personalidad jurídica con arreglo al Código Civil. Esto, no obstante la categoría universitaria de la profesión de periodista. De manera que para resolver la contradicción entre el sistema libre sin normas que reconocieran el papel y la función social del trabajador de la prensa por una parte y por la otra el carácter de profesión universitaria del periodismo, surgió la Colegiación para darle concreción en la vida del derecho positivo a los postulados programáticos de la AVP. La Colegiación por medio de una Ley especial pasó a proteger la profesión a definir sus funciones y a asegurar  el carácter profesional del ejercicio del periodismo.
            Una vez constituida en Caracas, la AVP  se fue extiendo hasta la provincia. Así se constituyeron las Seccionales  de Maracay, Valencia y Maracaibo, las primeras. Luego Barquisimeto, Barcelona, El Tigre, Maturin, Ciudad Bolívar, Sucre y Margarita.
            La seccional de Ciudad Guayana surgió muy posteriormente, en 1967, cuando la AVP  Bolívar autorizó a un grupo de sus miembros residentes en Puerto Ordaz y San Félix para que constituyesen una subseccional. Llenando los requisitos estatuarios, está se fundó el 23 de mayo del mismo año y quedaron incorporados a la misma los periodistas Leopoldo Villalobos, quien fue su primer Secretario General, Fernando Reyes Maita, Rogelio Salazar, Giovanni Gózales, Nolasco  Guarisma Álvarez, Eduardo Santana, Gabriel Aguilera Ordaz, Héctor Ortiz, César Díaz Decán, Héctor Lara  Tomás Matos, Misael Flores, Carlos Rodríguez Ganteaume, Manuel Casas y Pedro Acosta como miembro cooperador.
            Pero paradójicamente, el movimiento avepista en la provincia comenzó a consolidarse en la década de los cincuenta, en plena dictadura Marcos Pérez Jiménez y fueron pioneros en ese empeño existencial de la AVP, entre otros, Tomás Mogna, Jesús Alvarado, Germán Carías y Evaristo Marín, en Barcelona; Calazán Guzmán, Alberto Guzmán Larez, Edmundo Barrios y Juan Vergara, en EL Tigre; Pedro Rafael Fuscó Marcano, Miguel Saavedra Álvarez, Cruz Tovar, Marcos López Inserni, Santos Barrios y Juan Gutiérrez, en Cumaná: Luis Cisnero Carvajal, José Lira Sosa y Luis Beltrán Pazos, en Nueva Esparta; Luis J. Atienza, Luis Beltrán Trujillo, Cesar Supin y Rubén Ferr Rosas, en Monagas.
            La AVP, Seccional Bolívar, se fundó el 18 de septiembre de 1951, pero en la primera Convención Nacional estuvo representada por los periodistas Francia Natera y Eduardo Oxford López, para entonces residentes en Caracas. Asimismo, por Regulo Salazar, director de “El Loro” y Martín Ernesto González, quienes    ejercían el periodismo en Ciudad Bolivar.
            Los fundadores de la AVP en Bolívar fueron Eleazar Sánchez Gamboa, para entonces Corresponsal de El Nacional y quien fue su primer Presidente, José Eleazar Rojas, reportero de EL Luchador; Tomás Mogna, Luis M. Barrios (Editorial Talavera), Manuel Guzmán Gómez, corresponsal de La Esfera; José Sánchez Negrón, Monseñor Constantino Maradey Donato, Rafael Maestracci, Joaquín Latorraca, Diógenes Troncone, Gabriel Vilches, corresponsal de El Universal; Jesús Antonio Brito, redactor de El Luchador; Monseñor Dámaso Cardozo y el Fotógrafo de El Nacional, Américo Bisi.
            Asistieron en  representación de la Directiva Nacional los periodistas Simón Alberto Consalvi y Luis José Bellorín. En julio de 1968, Bolívar fue sede de la VI Convención Nacional de la AVP y me tocó presidirla como coordinador del Comité Organizador. La Convención se realizó en casa propia. Para entonces era Presidente del gremio, Eleazar Díaz Rangel, dos veces Director de la Escuela de Periodismo, Presidente relevante de la Asociación, el que le imprimió mayor cohesión y dinamismo, proyectó más allá de nuestras fronteras y la expresó e hizo sentir como cuarta potestad.
            Es bueno recordar lo que Eleazar dijo en esa ocasión: “La AVP enarboló y sostuvo desde sus comienzos la bandera de la colegiación que es y seguirá siendo siempre el más importante logro de la aspiración gremial”. Y ciertamente que es así, pues en 1946, en su primera Convención Nacional, realizada en el Teatro Los Cipreces de Caracas, la AVP concibió el primer ante proyecto y a partir de ese año, y cada vez con mayor pasión, luchó por su aprobación.
Fundada en 1941, con 23 Seccionales y Sub-seccionales en todo el país, propietaria de 13 Casas del Periodista, llegó aglutinar el 95 por ciento de los profesionales, todos con una consecuente trayectoria de lucha por la Libertad de expresión, empeñados persistentemente en mantener la unidad interna.  Aún en los años más duros y difíciles de la violencia política nunca los avepistas cejaron en la lucha por la Colegiación. Por eso nadie pudo negarle a la AVP su proclamado derecho cédula matriz del Colegio. Ella fue la cédula matriz y por eso el Colegio es hoy la AVP de ayer, con sus mismos principios y desvelos, con sus mismas inconformidades y preocupación por el país, luchando por una prensa libre y más fuerte, batallando por un ejercicio más digno y responsable de la profesión, siempre en función de una democracia profundamente social, justa, igualitaria, honesta, apegada a nuestros valores culturales auténticos y menos comprometida  con los intereses foráneos.
            De manera que la Asociación Venezolana de Periodistas cumplió su rol. Cumplió cabalmente con la misión que puso sobre sus hombros aquella pléyade de veteranos que comenzó haciendo periodismo en un medio difícil y hostil como el de la dictadura gomecista cuando se trabajaba con plomo caliente y con recursos precarios. Y así la AVP pudo con tan poco hacer tanto. Si la AVP nos agremió, nos dio Escuela Universitaria, nos dio Sindicato, Instituto de Prevención Social, Mejoramiento Profesional y Ley de Ejercicio del Periodismo en el lapso de 35 años de existencia, si nos dio dignidad y fuerza, qué esperamos entonces del único y gran heredero de su legado ¿Qué ha comenzado a darnos el Colegio Nacional de  Periodistas desde su creación mediante ley de la República? Habría que hacer un balance para ver si ha mantenido el mismo ritmo de trabajo, el mismo espíritu de lucha, si se mantiene la mística, la unidad interna, la solidaridad, la misma función alta de su misión social. Habría  que hacer un balance y para ellos son buenas las Convenciones Nacionales como la octava que tuvo lugar en esta Ciudad Guayana en once años. La AVP en el mismo lapso no hizo sino tres. Lo que ocurre es que antes se hablaba poco y se hacía mucho, tal vez porque el gremio no estaba sectariamente contaminado desde el punto de vista de los intereses políticos militantes. Hoy ocurre lo contrario, hablamos y discutimos demasiado con escasos resultados.

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